domingo, 17 de noviembre de 2024
sábado, 16 de noviembre de 2024
viernes, 15 de noviembre de 2024
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
EL JUEVES DÍA 21 A LAS 7,30 HR EN LA PARROQUIA SAN RAFAEL ARCÁNGEL DE VECINDARIO, TENDRÁ LA PRESENTACIÓN DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS Y ASÍ NOS VAMOS PREPARANDO PARA LA VENIDA DEL MESÍAS
.¡ANÍMATE Y PARTICIPA!.
¡TE ESPERAMOS!
LECTURAS DEL XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Primera Lectura
Lectura de la profecía de Daniel (12,1-3):
Palabra de Dios
Sal 15,5.8.9-10.11
R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (10,11-14.18):
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(13,24-32):
Palabra del Señor
COMPARTIENDO JUNTOS
domingo, 10 de noviembre de 2024
sábado, 9 de noviembre de 2024
EL AMOR ES LO ÚNICO
EL AMOR ES LO ÚNICO
Hace unos días contacté con unos profesionales para realizar unas reparaciones en mi casa. Tras concretar el día y hora en que vendrían a hacer los trabajos, me pidieron: ‘Mándenos su ubicación’. Antes, cuando teníamos que encontrarnos con alguien, le pedíamos la dirección, pero hoy en día, con las nuevas tecnologías, se pide la ubicación, que señala el emplazamiento físico de algo o alguien, y podemos ver en el móvil por dónde ir y si estamos cerca o lejos del destino.
Para que sepamos por dónde ir, hoy Jesús también nos envía ‘la ubicación’ del Reino. Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Qué mandamiento es el primero de todos?”. Ciertamente, este escriba ya conocía el mandamiento que hemos escuchado en la 1ª lectura: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. Pero, según la tradición judía, la Torá (el conjunto de los cinco primeros libros de la Biblia) contiene 613 mandamientos, y por eso quiere conocer el itinerario correcto para llegar al encuentro con Dios.
Jesús le responde que, efectivamente, «el primero es: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser». Pero, para darle la ubicación precisa y que no se pierda en la maraña de mandamientos y preceptos, añade un segundo mandamiento tomado del Levítico, «amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que estos».
El amor no está en el mismo plano que otros deberes. No es una norma más, perdida entre otras normas más o menos importantes. Amar es la única forma sana de vivir ante Dios y ante las personas. Si en la política o en la religión, en la vida social o en el comportamiento individual, hay algo que no se deduce del amor o va contra él, no sirve para construir una vida humana. Sin amor no hay progreso.
Se puede vaciar de Dios la política y decir que basta de pensar en el prójimo. Se puede vaciar del prójimo la religión y decir que lo decisivo es servir a Dios. Para Jesús, Dios y el prójimo son inseparables. No es posible amar a Dios y desentenderse del hermano.
No hay un ámbito sagrado enel que nos podamos ver a solas con Dios, ignorando a los demás. No es posible adorar a Dios en el fondo del alma y vivir olvidado y olvidando a los que sufren. El amor a Dios, Padre de todos, que excluye al prójimo se reduce a mentira.
Hoy Jesús nos recuerda cuál es la ubicación del Reino de Dios. Nos corresponde comprobar si estamos yendo por el buen camino, y si estamos cerca o lejos del reino, evaluando nuestro amor tanto a Dios como a los hermanso. A veces nos centramos mucho en devociones de piedad, en el culto a Dios, en una fe intimisma, en una espiritualidad desencarnada, y del compromiso cristiano lo dejamos para un lugar secundario. Pero también al revés: caemos en el activismo, en múltiples compromisos y descuidamos nuestra relación con Dios, no descubrimos la necesidad de la oración, de la formación de la participación en la eucaristía, etc....
La ubicación del Reino de Dios que nos ha dado Jesús, con esas coordenadas del amor a Dios y al prójimo como a uno mismo nos recuerda que el camino hacia el encuentro con Dios se recorre amando a Dios sobre todas las
cosas, pero ese amor no queda encerrado en nosotros mismos, sino que, teniéndolo como fuente, nos entregamos al prójimo, amándolo como a nosotros mismos para que también pueda conocer y vivir lo que nosotros hemos conocido y disfrutamos.
Hasta la próxima
Paco Mira
SOMOS UNA FAMILIA
SOMOS UNA FAMILIA
«Somos una familia y un auténtico mogollón. Una Iglesia divertida, donde vamos a armar la de Dios». Así reza una de las canciones de Migueli. Un cantautor cristiano. Sin entrar en disquisiciones teológicas y mucho menos en el devenir de la historia de la Iglesia, creo que la mejor definición de Iglesia es la de familia, donde un Padre (con mayúsculas) y una Madre, han cuidado, cuidan y cuidarán de todos y cada uno de nosotros que somos sus hijos.
Una familia, como todas, donde la perfección no existe, a pesar del modelo en el que nos podemos mirar. Pero la grandeza de nuestra imperfección familiar es la posibilidad de reconocer nuestro error (aunque en algunos casos lleguemos tarde), e intentar subsanarlos. No hay como caerse y siempre tener una mano cercana que te ayuda a levantarte.Pero lo intentamos.
Hoy el relato evangélico es la realidad pura y dura de lo que estamos viviendo estos días, con la DANA de Valencia. Sin querer queriendo muchos se han identificado con la viuda del evangelio. Ella ha dado todo lo que tenía y probablemente se ha quedado sin nada. ¡Cuántos voluntarios se han acercado a Valencia a dar todo lo que tienen!.
No se trata de ser mejor que nadie en cuanto a ofertar ayuda. Se trata de ayudar desde el músculo que mueve todo aquello que hacemos y que llamamos corazón. A veces, desde nuestra situación de bienestar, desde lo que no nos ha tocado de cerca, no recuperamos las entrañas del sufrimiento ajeno y por ello damos de lo que nos sobra. ¡Cuántas veces Cáritas ha tenido que decir que basta ya, porque lo que donábamos era inservible!. El propio Jesús nos lo dice en el evangelio: «los demás han dado de lo que les sobra... pero esta pobre mujer ha echado todo lo que tenía para vivir».
La familia, la Iglesia, no tiene por qué salir en la foto. Muchos voluntarios han y se siguen dando desde el anonimato. Sin necesidad de tocar la campanilla que anuncia donde estamos para tener que ayudar. Hoy día de nuestra Iglesia Universal, pero también de nuestra Iglesia particular de Canarias, cuánta gente que colabora, ayuda y participa en la vida de esta gran familia y que no sale ni en la foto ni en los medios de comunicación social. En una familia nos conocemos todos, aunque el trato sea más o menos frecuente.
Me temo que en nuestra familia no nos conocemos todos y ante encuentros regulares, muchos buscamos la excusa de no acudir porque preferimos criticar lo que hacemos que aportar aquello que no queremos hacer: ¿cuántos conocemos a nuestros catequistas que se ocupan de despertarnos en la fe a los grandes y también a los chicos?. ¿cuántos conocemos a los que robándole tiempo a su familia se dedican a los que menos tienen?. Gente de nuestra familia que hace una labor altruista encomiable. ¿Cuántos conocemos a los que nos tienen la Iglesia como un espejo, para que nuestra estancia en ella sea lo más agradable y confortable posible?. Seguro que si no fuera así, las críticas por la suciedad serían grandes, pero no cogeríamos una fregona o un cepillo para ello. ¿Cuántos conocemos a los que hacen que nuestras celebraciones dominicales o diárias sean lo más asequibles posible?.
Es curioso que toda esta familia la tenemos en casa y a muchos no los conocemos. Dar de lo que tenemos y somos no es más que la realización de un compromiso por Jesús y su evangelio.
A veces nos quedamos en lo superficial y qué bueno sería que compartiéramos con aquellos que conocemos menos. Probablemente los mayores de nuestra familia son los que aprenden a valorar aquello que tenemos y somos. Por eso en nuestras reuniones, cursos de formación... siempre – decimos – que solo van los mayores y los más jóvenes, los que a veces no se mojan, son los que los critican.
Valoremos nuestra familia, queramos a nuestra familia, con aciertos y con fallos, es la que tenemos y la que sustenta nuestra fe. Jesús recomienda dar y compartir lo que necesitamos para vivir: bienes, descanso, tiempo, esperanza, ilusión, bondad.. Somos autónomos económicamente. Nos sustentamos con lo que aportamos. Las palabras de Jesús nos invitan a preguntarnos si vivimos de lo que nos sobra o compartir lo fundamental de nuestra vida. Somos, como decía Migueli un auténtico mogollón y vamos a armar la de Dios.
Hasta la próxima
Paco Mira