El Papa, este lunes, durante su discurso de Navidad a la
Curia
1.-Poniendo el dedo en la llaga, pero sin tono
de regañina, el Papa sorprendió a los cardenales y altos cargos de la Curia con
un originalísimo discurso de felicitación de Navidad:
·
La lista de las quince «enfermedades de la
Curia», de modo que puedan hacer «examen de conciencia» y acudir al «sacramento
de la Reconciliación».
2.-En tono muy sereno, el Papa les habló durante
veinte minutos sobre cada una de estas patologías, añadiendo que se dan también
en las DIÓCESIS, las CONGREGACIONES religiosas, las COMUNIDADES e incluso en
los MOVIMIENTOS, no exentos del contagio de clericalismo.
·
Con claridad absoluta, pero también con buen
humor y en un lenguaje coloquial, el Papa enumeró las enfermedades de:
·
«Sentirse inmortal e insustituible»,
·
El «exceso de actividad»,
·
La «petrificación mental y espiritual»,
·
El «exceso de planificación y funcionalismo»,
·
La «mala coordinación»,
·
El «Alzheimer espiritual» que lleva a olvidar
el fervor de la primera entrega,
·
La «rivalidad y vanagloria» de la gente
soberbia, y
·
La «esquizofrenia existencial» de quienes
olvidan que están al servicio de personas concretas.
3.-En el comentario de cada enfermedad de la
lista, el Papa adoptó un tono severo solamente respecto a la «MURMURACIÓN», que
califico de «muy grave» e incluso de «terrorismo» por los destrozos que causa.
·
Respecto a la décima enfermedad, que consiste
en «DIVINIZAR a los jefes y el carrerismo», el Santo Padre advirtió que no es
sólo patología de aduladores sino también de algunos jefes que intentan crear
una dependencia psicológica en sus súbditos.
4.-Las cinco últimas enfermedades son:
·
La «indiferencia respecto a los demás»,
·
Las «caras fúnebres»,
·
La «acumulación de bienes»,
·
Los «círculos cerrados» o camarillas, que a
veces se crean por motivos buenos pero terminan rompiendo la unidad, y
·
El «provecho mundano» que se manifiesta en el
«exhibicionismo» en los periódicos, llegando a veces a hacer declaraciones
falsas para lograr más impacto.
6.-El Papa mencionó antídotos para varias de
estas enfermedades, y se extendió respecto a la de las «CARAS FÚNEBRES»
aconsejando a todos «una dosis de sano humorismo», riéndose de uno mismo para
no darse demasiada importancia.
·
Aconsejó acudir a una oración que compuso
santo Tomas Moro con este fin y confesó que «yo la rezo todos los días. Me hace
bien».
7.-Al final, muchos cardenales y arzobispos
estaban desconcertados, pero no enfadados.
Es más, la mayoría
estaban contentos de que alguien llamase por fin a las cosas por su nombre.
Recemos por el Papa que
es un regalo para la Iglesia y el mundo
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