sábado, 2 de diciembre de 2023

Oración para este primer domingo de adviento.



Me hace falta el adviento, Señor, me hace falta. Me hace falta estar más atento a tus continuos mensajes que desoigo. Me hace falta calma y sosiego. Escucho muchas cosas, pero en el fondo no oigo. No me doy cuenta. He perdido sensibilidad, y ante los continuos problemas que tiene el mundo y las personas, me refugio en mis cosas. No es problemas de los años, es problema del corazón. Las soluciones tardan, las cosas no cambian con el ritmo de mis deseos. Me he refugiado en la comodidad de lo que puedo gestionar, y he aprendido el arte de saber escapar. Con poco me conformo y de mucho me justifico, y así voy pasando las hojas del calendario con el único deseo de no vivir herido. Dices que sales al encuentro de quien practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Sal a mi encuentro, Señor, y espabila mi alma. Hazme más atento y disponible. No lo puedo todo, no lo sé todo, no lo abarco todo. Pero hazme vigilante y despierto; que sepa interpretar tu paso y sentir el sonido de tu presencia. Tal vez no se trate de grandes cosas sino de muchos detalles; y sobre todo de no perder la esperanza. Llegas cuando quieres llegar, y nuestra espera agranda el deseo de encontrarte. Llegas sin ruido: con discreción y sereno. Cuando abro los ojos, allí estas esperando. Me he perdido muchas de tus visitas enfrascado en luchas sin sentido y en tantos quehaceres urgentes. No quiero esperarte con los brazos cruzados, pero sí con el corazón atento, con la vela encendida que ilumina el adviento. Me hace falta el adviento, Señor, me hace falta el adviento.

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