viernes, 30 de agosto de 2019

¡ QUÉ POCO ME GUSTAN LOS FARRUCOS! (en lenguaje canario, enterados)

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¡ QUÉ POCO ME GUSTAN LOS FARRUCOS! (en lenguaje canario, enterados) 

¡ Quién no soñó con tener o ser en la vida un héroe!. En la mitología, en la literatura o en la historia se habla a menudo de héroes, personas ilustres y famosas por sus hazañas o virtudes. Pero de unos años a esta parte proliferan en las carteleras del cine las películas protagonizadas por superhéroes, personajes de ficción de ambos sexos que tienen poderes extraordinarios. Si hubiese que enumerar las características de un superhéroe podemos decir que tienen fortaleza física, agudeza intelectual , atractivo personal, sentido del deber y de la justicia, defensor del bien y de los débiles en contra de los poderes del mal... todo ello aderezado con algún poder extraordinario como el poder volar, tener fuerza descomunal, armas prodigiosas, magia... A su lado los demás nos sentimos como simples mortales, sin mérito alguno, héroes de toda la vida que se quedan empequeñecidos y que incluso si se hiciera una encuesta, nombraríamos a más superhéroes que héroes de todos los días. La verdad que en el cine quien lo inventó, se lo curró.
Pero si vamos a la RAE, es decir al diccionario de la real academia de la lengua, y buscamos la palabra farruco, nos dirá que el farruco es una persona indolente y altanera y claro si lo comparamos con los superhéroes o simplemente con los héroes... no tiene nada que ver una cosa con la otra. Ahora que por desgracia hemos padecido dos incendios en poco tiempo, muchos de los profesionales que han trabajado en echarnos una mano, han sido considerados héroes e incluso han sido propuestos para más de un premio de reconocido renombre. Ninguno, creo que por ser su trabajo, ha sido considerado farruco.
Este fin de semana el evangelio nos va a trasladar a situaciones de la vida cotidiana. Hace poco fui a una boda y ahora lo que se lleva es que cuando  llegas ya tienes asignada la mesa y con quien te vas a sentar. En algún tiempo corríamos para coger la mejor mesa; en ciertos espectáculos dormimos hasta dos noches para poder coger el mejor puesto ya que actúa mi cantante favorito y no vaya a ser que me quiten el puesto.... y Jesús nos dice que cuando vayamos - por ejemplo - a una boda no cojamos los primeros puestos no vaya a ser que nos echen.
No digamos en nuestras parroquias: ¡ cuántos farrucos tenemos !., ¡cuantos enterados de la vida!Es verdad que a todos nos gusta que nos reconozcan el trabajo, el valor, el tesón... de echo los premios y medallas son para ello, pero que ello no nos convierta en ocupar los primeros puestos como si los demás, como si los mayores que van a nuestras celebraciones o que participan en nuestras comunidades, tuvieran menos valor que los que hacen las cosas. El mensaje de Jesús no es para la consecución de las medallas ni de los premios, aunque estos sean inevitables, sino para el servicio.
"El que se ensalza será humillado y el que se humilla será enaltecido". ¡ Qué pena que no entendamos todos este mensaje, incluidos nuestros animadores de comunidades, nuestros párrocos, nuestros dirigentes, nuestra Iglesia santa y pecadora!. No queramos aparentar más de lo que realmente es y somos. Sirvamos con la sencillez y humildad del que está en el último banco de nuestras comunidades. Hagamos las cosas por y para el servicio a los demás y desterremos el ser farrucos. ¡Cuántas lecciones de liturgia de quien no tiene ni idea, cuantas lecciones de catequesis de quien entró ayer a dar por primera vez una!, etc....
Probablemente a nuestros bomberos les reconocerán un premio a un esfuerzo, pero seguro que ninguno dirá que se lo merece. Anunciar el evangelio es un deber no remunerado, desde la humildad, la sencillez, el servicio, la alegría...... ¡ Cuanto tenemos que aprender!. 
No nos olvidemos que ya estamos mirando a nuestra madre Pino
Hasta la próxima 
Paco Mira

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