Si vamos al diccionario, el verbo abrir probablemente es de los verbos que más aplicaciones tiene o por lo menos significados. Uno de ellos es destapar aquello que está cerrado, por ejemplo. El evangelio de este fin de semana nos habla de ello, de aquello que tenemos oculto, de aquello que no vemos, de aquello que está por descubrir y que por diferentes causas no se acaba de de ver.
Jesús se encuentra con un sordo. Probablemente si fuera real, hoy en día iría a un otorrino y le diagnosticaría aquello que creyese oportuno. Dice el texto que no solamente el hombre no hablaba sino que además era tartamudo. ¡ desde luego, más complicaciones no se pueden dar!. Untó un poco de barro con saliva y parece ser que le curó el oído. ¡Fuerte milagro, que probablemente no sea histórico, pero que quizás nos recuerde las cerrazones con las que hoy en día nos encontramos.
Aprovechando que este fin de semana es la Natividad de nuestra madre María, la virgen del Pino, me gustaría pedirle que:
Nos abramos a la alegría: vivimos en un mundo triste, quizás motivado por los acontecimientos que estamos viviendo y que el futuro parece que no queremos que sea mejor. El Señor le dice a María “alégrate llena de gracia”. Y es el mismo mensaje que a nosotros se nos da. Los cristianos tenemos que abrirnos a la alegría del mensaje de Jesús de Nazaret, a la alegría de su evangelio como dice el Papa Francisco. ¡cuánto tenemos que aprender de María!
Nos abramos a la solidaridad. Creo que hablamos mucho, pero hacemos poco. Casi siempre ante hecatombes humanitarias no solo no miramos para otro lado, sino que buscamos argumentos políticos para dar solución a temas que probablemente si estuviéramos en el lugar de ellos solicitaríamos urgencia en las conclusiones.
Nos abramos a la participación igualitaria, incluso en mi Iglesia diocesana. Creo que todavía queda mucho por hacer y probablemente estemos en ello. Todavía hay mujeres que en la iglesia parecen de segunda división; seglares que probablemente puedan ocupar puestos que sirven de ejemplo y de testimonio, incluso como diáconos permanentes. Ojalá que el servicio a esta iglesia que amamos sea la bandera que enarbolemos.
Nos abramos al amor. Quizás debería ser la primera de las aperturas, pero estoy convencido que todo aquello que hagamos con y por amor tiene una recompensa mayor de lo que esperamos. Decía Agustín, aquel gran santo de Hipona, que amando se puede hacer lo que queramos. Ojalá que nos ayude el amor a poder.
Nos abramos a la justicia. No seamos falsos testigos de juicios injustos, en función de aquello que nos conviene. No hace mucho decía alguien que si fuéramos un poquito más justos de lo que somos, el mundo caminaría de otra
manera e incluso con un paso más firme que el actual, justicia con el mundo de la prostitución, de la hostelería, del mundo de servicios a la comunidad, de la inmigración…..
Mamá María. Mamá virgen del Pino. FELICIDADES. Celebramos su nacimiento, y cualquier nacimiento supone un "Epheta", un abrirse a lo desconocido, a lo que nos puede llenar, a lo que nos colma de aquello que anhelamos y necesitamos.
Que nuestra madre nos ayude a conseguir lo que solicitamos como apertura. Vayamos a Teror, pero con devoción y fe. Vayamos con alegría, pero sabiendo que vamos a celebrar y conmemorar un cumpleaños. Ojalá que María sea el camino, no solo el de Teror, que nos conduce a Jesús, nuestro hermano.
Por cierto, Feliz inicio de curso
Hasta la próxima
Paco Mira
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