No
queremos, Señor,
caras
largas
ni
corazones tristes.
Ayunar
es tener hambre de ti,
es
solidarizarse con los pobres,
con
los pequeños del mundo,
que
ayunan de todo
porque
apenas tienen nada.Sabemos, Señor,
que
el ayuno que tú quieres
es
amor derramado,
entrega
ofrecida,
cambio
de corazón.
Señor,
por el ayuno,
haznos
partir el pan
con
los que no lo tienen,
repartir
esperanza
con
los que carecen de ella,
amar
a todos
sin
excluir a nadie.
Danos
Señor,
ser
sencillos y transparentes,
acogiendo
de ti
la
iniciativa,
a
poner el corazón en marcha. Amén
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