Déjenme que comience recordándoles
una pequeña historia que seguro que ya conocen:
"Dicen que Dios, con una
maleta en la mano, fue en busca de un hombre, al que le dijo que ya era hora de
irse con él. El hombre, extrañado, le pregunto, ¿ya?, ¿tan pronto?.La verdad es
que tenía muchos planes para la vida..... Ya, le dijo Dios, pero nos tenemos
que ir.
Por cierto, le dijo el hombre, ¿qué traes en la maleta?.
Dios le dijo, tus pertenencias. ¿Pertenencias?, responde el hombre, mis cosas,
mi ropa, mi dinero... No, responde Dios. Eso no era tuyo, era de la tierra.
¿Mis recuerdos? vuelve a preguntar el hombre. No, dice Dios, esos son cosas del
tiempo. ¿Mis talentos?, vuelve a preguntar. No. Eso pertenece a las
circunstancias. Quizás ¿mis familiares y amigos?. No esos eran del camino, le
dice Dios. ¿Tal vez mi mujer y mis hijos?. No esos son de tu corazón. ¿Mi
cuerpo?. No. Ese es del polvo. ¿Mi alma, quizás?. No esa es mía.
¡A mí la historia me parece entrañable!.
Y me parece tal porque la vida, cada día que pasa, nos oferta lo suficiente
como para llevarle la contraria al evangelio. Hoy Jesús nos quiere dar una
lección de todo lo contrario a las aspiraciones que tenemos cada día y de como
lo gestionamos. Parece mentira que queramos apropiarnos de infinidad de cosas y
al final no nos llevamos nada. Sin embargo,
hoy el profeta Isaías (Is 49), nos recuerda Yo no te olvidaré.
Y es que quizás, el acopiarnos de
infinidad de cosas, nos hace olvidarnos de lo más esencial.
Cuantas parejas de enamorados que no
son capaces de entenderse y sin embargo Dios les sigue diciendo, Yo no te
olvidaré. Cuantos y cuantas personas hoy en día, han abandonado su compromiso
con Dios. Han abandonado por algún motivo su cercanía y su presencia, y sin
embargo él les dice Yo no te olvidaré.
Este grito de Isaías sigue siendo
vigente para quienes han perdido la esperanza en infinidad de situaciones de la
vida y Dios sigue diciendo Yo no te
olvidaré. ¡ cuántos extranjeros, peregrinos, gentes de camino, gentes en busca
de pan y de futuro... que nosotros les negamos, a veces! y Dios les sigue diciendo
Yo no te olvidaré. ¡ Cuántas playas reciben a la muerte que nació como vida e
ilusión en un mundo mejor...!. ¡ Cuantos, por desgracia, están viviendo en los
andenes y aeropuertos de la vida! y Dios
sigue diciendo Yo no te olvidaré. ¡ Cuántos crucificados en nuestros días ante
nuestra indiferencia! y Dios, también como en el calvario, dice Yo no te
olvidaré.
Dios no abandona. Dios nos recuerda
que nuestra maleta está vacía y nos recuerda en Mateo 6,24 que "¿por qué
andan agobiados en lo que van a comer o lo que van a beber?. Da la impresión que
a veces pensamos que lo que tenemos lo tenemos para toda la vida. Incluso que
lo que tenemos nos hace alejarnos de ese gran misterio de amor llamado Jesús de
Nazaret.
Pero ha habido y hay profetas, como
Isaías, pero hoy también con nombres y apellidos que en nombre de Dios nos
recuerda que Yo no te olvidaré. Busquemos el reino de Dios y sobre todo la
justicia de este. Si así lo logramos lo más probable que no importará que
nuestra maleta esté vacía.
Hasta
la próxima
Paco Mira
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