¿Qué
puedo hacer para mejorar el mundo?
Cualquier persona medianamente interesada por
el resto de sus semejantes, se ha planteado en más de una ocasión esta
pregunta: ¿Qué puedo hacer para mejorar el mundo?. En la actualidad, raro es el
día en que las noticias no incitan a cuestionarse el propio comportamiento:
¿cómo puedo seguir llevando este estilo de vida cuando la gente está muriendo
de hambre en muchos países, cuando los habitantes de una nación se matan entre
sí, cuando el color de la piel o la carencia de pasaporte es un estigma que
conduce a la muerte, cuando ... ?
Y la
respuesta no suele ser otra que una desconsoladora confesión de impotencia.
¿Qué voy a hacer yo frente a problemas de tales dimensiones? Por eso razonamos
de la siguiente manera: no estoy en condiciones de arreglar nada. ¡Falaz
razonamiento!
Aunque
cueste creerlo, hay que contestar que sí. No se me pide que logre detener todas
las guerras, solo que siembre un poco de amor a mi alrededor; no se me exige
que calme la necesidad de todos los hambrientos, tan sólo que destine una buena
parte de mis ahorros a quienes los necesiten; nadie me obliga a consolar a los
millones de seres que necesitan apoyo, únicamente se me pide que sea un poco de
alivio para cuantos están cerca de mí. Nada más se me puede exigir, y tampoco
nada menos. Y con estas acciones conseguiremos hacer recapacitar a los que nos
contemplan y quizá cunda el ejemplo.
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