Y en
el medio de todo, mientras ese alrededor gira rápido aparece una mano extendida
que trae consigo una invitación:
¿me
concedes bailar esta pieza?
¿Quién
te invita?
Jesús
Tendrás
que confiar y arrojarte a Sus brazos.
Aprender
a escuchar la música que Él soñando en tí compuso.
Estarás
atento a Su Paso y no apurarás el tuyo.
Todo
llegará.
Mientras,
seguirás bailando,
disfrutando
.
Podrás
recostarte sobre Sus hombros.
Siempre
serás libre en tus movimientos
pero
no todos te harán libre,
elegirás.
No
importa si te equivocas ni si le pisas los pies,
basta
que no pierdas la Fe y
la
Esperanza te moverá otra vez.
Si
Sus movimientos te indican un cambio de paso,
de
dirección, permanece en paz,
que
de Sus manos no te soltará.
Si
tus ojos siempre buscan los Suyos
y te
dejas encontrar por ellos,
sabrás
que serán Uno,
ya
no dos...
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