domingo, 30 de noviembre de 2014

NUESTRA SEÑORA DE ADVIENTO

                                              
El Adviento de María duró nueve meses. Nueve meses de espera y de gozosa esperanza, viviendo cada hora, cada minuto, el don de Dios. ¡Qué diálogos sin palabras mantendría con aquel Hijo que llevaba en sus entrañas, y que era, al mismo tiempo, su Dios y Señor!
Su cuerpo todo, hecho templo de Dios; su vientre, todo él grávido de divinidad y de humanidad, al mismo tiempo. Ella, la esclava del Señor es también la Madre del mismo Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.