En
pollino, pequeño y renqueante,
irrumpes
en la ciudad de la paz
pasas
por delante de los muros que verán
impasibles
cómo
se mata al Profeta entre los profetas
TE
REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR
Preámbulo
de victoria y, a la vez Señor,
aparente
derrota o contradicción:
¿Es
así como arrolla el Hijo de Dios?
¿Es
así como vence el amor?
TE
REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR
Y,
con laureles en las manos,
los
que somos menos humildes
cantamos,
pregonamos y proclamamos:
¡Hosanna
al Hijo de David!
¡Bendito
el que viene en el nombre del Señor!
¡Paz
al mundo! ¡Paz! ¡Paz!
TE
REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR
Y,
en nosotros como en los que te aclamaban entonces,
se
cumple todo lo que esperábamos de Ti.
Hoy,
Señor, bien lo sabes
se
mezcla en esta fiesta de la alegría
la
vida, y la peregrinación hacia la muerte
el
júbilo, y la cruz que se levanta invisible en el monte
nuestro
deseo de seguirte
y la
cobardía de los que huiremos en la tarde del Jueves
Déjanos
acompañarte, Señor
Déjanos
subir contigo a la ciudad santa
Déjanos
servir como Tú lo haces
TE
REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR
Y,
por encima de la multitud de ramos y palmas,
se
divisan las horas con más pasión y amor
por
ningún hombre, jamás vividas.
Vamos
contigo, Señor, hasta el final
Vamos
contigo, Jesús, hasta el Calvario
Nos
arrancarás de la muerte, con tu muerte
Con
tu cruz, nos redimirás
Nos
resucitarás, con tu resurrección
TE
REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR
y….te
decimos: ¡HOSANNA! ¡HOSANNA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.