viernes, 27 de julio de 2018

HOY TENEMOS. MAÑANA NO SABEMOS

HOY TENEMOS. MAÑANA NO SABEMOS
 carta

Mi padre probablemente no sea el mejor padre del mundo. Y si nos preguntamos cada uno de nosotros sobre cada uno de nuestros padres, probablemente la apreciación sea la misma. No hay padre perfecto, como tampoco hay hijo perfecto. Es más, no hay un manual de como tiene que ser el mejor padre del mundo y si cada uno de nosotros nos miramos en el espejo - salvo excepciones - diremos que nuestro padre aunque no sea el mejor, lo queremos con locura. Eso nos pasa a todos.
Pero volviendo a mi padre (padres), si había algo que le repateaba es que por un lado mi madre hiciera más comida de la que podíamos comer porque el destino de las sobras ya sabíamos cual era y por otra parte le molestaba que los hijos tuviéramos expresiones como "¡qué asco!.¡otra vez lo mismo!,¡pues a mí no me gusta y no como!". Probablemente son expresiones que no solo se dieron en mi infancia, sino que probablemente se dan en la infancia de muchos de los niños de hoy en día. El acababa diciendo: "usted come lo que tiene delante, puesto que hoy tenemos, pero mañana no sabemos".
Las lecturas de este fin de semana, sin querer, le dan la razón, no solamente a mi padre, sino a muchos padres de todo el mundo. Tiramos y consumimos más de lo que necesitamos, mientras que hay muchos que ni siquiera son capaces de llevarse a la boca una gota de agua. Me resulta sangrante, ahora que todos estamos fritos por ir de vacaciones, incluso hemos retrasado la compra del billete esperando al 75% de descuento y me resulta sangrante digo que cada tres segundo alguien esté muriendo de hambre en el mundo. No sé si mucha gente me lee cada fin de semana, pero mientras leemos estas letras, como mínimo cuatro personas habrán muerto y probablemente nos hemos quedado como si nada. Un perro en Europa, come mejor que un niño en África.
Hay que llegar a una economía del corazón. Jesús no fue economista, pero entendía que la gente tenía necesidad, llevan un largo tiempo en un descampado y no tienen qué comer. Una gestión económica humana mira y escucha el clamor de cientos de personas que ven que con sus limitados ingresos no alcanzan para satisfacer las necesidades básicas que garanticen vivir con un mínimo de dignidad. Jesús no conoce la prima de riesgo, pero sí conoce los corazones de las personas. Me da la impresión que quien elaboran las leyes de los mercados están muy lejos de las necesidades de las personas.
Cada vez más urge una cultura y una política de la solidaridad. Una política que mueva corazones para que cuando se comparte sobra y con creces. Una gestión económica con corazón debería ayudar a superar la lógica del beneficio y del lucro personal para pensar en el bien para todos hasta afirmar con convicción que lo que no es bueno para todos no es bueno para mí. Los bienes del mundo son suficientes pero no están bien repartidos.
Ahora que estamos enfrascados en desenterrar cadáveres porque así tranquilizamos conciencias, pero no damos de comer a la gente, resulta que cada día mueren 350.000 niños por causas relacionadas con la pobreza. Pero nosotros a lo nuestro y es más importante el tema de difuntos, ese oscuro tenebrismo que mirar por un Jesús que se compadece de los que no tienen, que tiene su corazón al lado del que le tiende la mano solicitando ayuda.
No sé si Jesús va a lograr convencer a los mercados y a los técnicos, pero a quienes creemos que otro mundo es posible, seguramente nos motiva a vivir de una manera distinta y a gestionar los bienes que tenemos con corazón. Porque ya lo decía mi padre: hoy tenemos pero mañana no sabemos..

Hasta la próxima
Paco Mira

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