1.-
Cuando te despiertes por la mañana respira hondo, sonríe, y da un aplauso a
Dios. Se lo merece.
2.-
Ríete un poco de todo lo que no funciona a tu alrededor. No merece la pena que
te enfades, y además con los enfados no se arregla nada. Cambia el entrecejo
por la sonrisa.
3.-
Conecta con Dios cuando estés en contacto con la naturaleza, cuando estés con
los amigos o en familia, cuando estés a solas. Él siempre está a la
escucha. No trabajes sólo por Él,
aprende a gozar estando con Él.
4.-
Cuando te encuentres con alguien, ten siempre en la mochila una historia de
salvación y de bienaventuranza para contar. Como María, ¿recuerdas?
5.-
Crea en torno a ti un espacio ecológico donde se respeten especies tan raras
como la reconciliación, la tolerancia, el respeto, la sensibilidad, el cariño.
6.-
Dedica tiempos para estar contigo y para descansar. Te lo mereces. No cruces
deprisa el camino del corazón y haz fiesta.
7.-
Abre tus manos para compartir la vida. Siempre queda algo de fragancia en la
mano del que ofrece rosas.
8.-
Apúntate cada día al Evangelio. Procura dedicar al menos un minuto a leer una
frase del Evangelio. Míralo como un hermoso proyecto para la humanidad del
siglo XXI.
9.-
Entra cada día en la presencia de María y en ella contempla un principio de
gozo y plenitud, de belleza y esperanza.
10.-
Sé la expresión viva de la amabilidad de Dios. Regala siempre una sonrisa a
quien encuentres en tu camino.
11.-
No comiences la jornada sin tomar conciencia de que Dios está contigo. Y cuando
llegue la noche, abandónate en sus brazos
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