viernes, 19 de mayo de 2017

LAS PRIMERAS COMUNIONES Y DÓNDE ESCUCHAR A DIOS

 carta

Estamos en plena vorágine de las primeras comuniones. Es el mes de mayo, es el mes de las flores, es el mes de visitas papales a lugares de peregrinación, es el mes de la primavera…. Y los niños, dicen, desean, anhelan… recibir a Jesús. O eso dicen. Es el mes de los nervios, de ensayos, reuniones, de preparaciones, compra de vestidos, reserva de lugares de celebración, etc.…
A veces me pregunto, ¿para qué?. Quizás todos los años hacemos la misma reflexión del cómo y del por qué de un sacramento que por el momento no ha caído como otros. Todavía las primeras comuniones siguen siendo un momento de encuentro familiar, un encuentro donde a veces florece la nostalgia de cuando uno estaba en el lugar de las criaturas que ahora son los protagonistas de la fiesta.
Pero claro, cuando uno asiste a este tipo de celebraciones y oigo a los presbíteros decir que “hoy Jesús viene a ustedes y por eso están tan guapos”; cuando veo en este tipo de celebraciones donde los templos se ponen hasta las columnas de gente; donde este tipo de celebraciones las conversaciones en voz alta en la Iglesia no dejan ni oír lo que el cura quiere transmitir; donde este tipo de celebraciones incluso se puede wasapear o hablar descaradamente por el móvil; donde probablemente este tipo de celebraciones sean las ultimas para muchos de los chiquillos y de los acompañantes… cuando todo eso pasa, me pregunto, ¿dónde, en este tipo de celebraciones, puedo escuchar a Dios?.
Cuando esto sucede veo en un artículo de las redes sociales, que en Salamanca hay un encuentro de Éffeta. Un encuentro donde existe la posibilidad de encontrarse con Dios. Plantea seis pasos que me parecen interesantes: en la acogida a los sin techo, en los que están solos en la vida, en los enfermos y en los que han perdido a alguien y están de duelo, en la familia, en la contemplación y en la fiesta.
¡Qué buenos esos pasos!. Y me pregunto, ¿por qué en las primeras comuniones no puedo escuchar a Dios?. Probablemente alguno me dirá que sí. Que también se puede escuchar a Dios, sin embargo creo que los seis pasos que proponen en Salamanca, son seis realidades que en la vida del ser humano cada vez – algunos por desgracia – se dan con mayor frecuencia. Pero también se da en la
familia y en la fiesta y las primeras comuniones es encuentro familiar y encuentro de fiesta.
Creo que estamos en una época en la que tenemos que tomarnos en serio lo que ofertamos. Hasta ahora no había problema porque teníamos la seguridad de que no “se nos marchaba nadie”; ahora eso no lo tenemos tan claro, pero seguimos ofertando viejos esquemas, para tiempos nuevos y gente nueva.
Creo que hay que plantearse que las primeras comuniones sean una plataforma de compromiso de los más pequeños con los sin techo de nuestras comunidades; creo que hay que plantearse con los más pequeños de nuestra comunidad estrategias de acercamiento a los que están solos, a los enfermos, a los que han perdido a algún ser querido; nuestras primeras comuniones tienen que ser una posibilidad de un encuentro personal y hasta familiar con el Dios que quiere acercarse a nosotros y que nosotros tenemos que acogerle
con un corazón sincero y generoso. La familia tiene que ser el espacio donde debemos descubrir todos los valores que nos llevan al Dios del amor, de la paz y de la convivencia. La familia es la que tiene que conservar y preservar aquello que considera como importante.
Solo al final de esto, podremos hacer fiesta. Fiesta porque la primera comunión no será la última sino la primera de muchas. Felicidades a los de Salamanca por el proyecto Ëffeta. Gracias por invitar a recorrer un camino para poder escuchar a Dios y a los que invitamos a los que hacen la primera comunión y a sus familias
Feliz Pascua
Hasta la próxima
Paco Mira

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