viernes, 2 de diciembre de 2016

LA CONVERSIÓN, ¿PRODUCTO BLACK FRIDAY O DE BOUTIQUE?

 carta


LA CONVERSIÓN, ¿PRODUCTO BLACK FRIDAY O DE BOUTIQUE?
Uff, ha sido una semana intensa. Semana llena de emociones, algunas como muy encontradas e incluso dispares. Las emociones más llamativas de esta semana incluso marcadas por el dolor, el sufrimiento por la pérdida de un ser - para algunos - querido, marcadas por la muerte. Una semana en la que se han ido, nos han dejado, dos pesos pesados de la historia nacional y mundial. Por un lado Rita y por otro Fidel.
¿Saben?, me acordé de la frase del evangelio, que si el grano de trigo no muere no da fruto. Para una parte del pueblo cubano, la esperanza del adviento político puede dar paso a una libertad con la que habían soñado desde hace tiempo, y por otra se ha acabado una parte oscura de un político al que se había señalado con el dedo. En ambos casos surge el renacer de, como dije antes, una esperanza llena de ilusión, de ganas, de esfuerzos....
Casi como los cristianos. Estamos camino de la Navidad. Estamos camino de que Jesús deje de cumplir promesas y se haga realidad para marcarnos un camino que todos estamos deseando. Para ello nos manda por delante uno de sus grandes precursores, a Juan, el Bautista que nos oferta un regalo que se me antoja que no es del Black Friday?
Juan nos habla este finde de conversión, de darle la vuelta al calcetín de nuestra vida para poder tener claro que nuestra vida no puede seguir como hasta ahora, entre otras cosas porque aunque el Verbo se haga carne, lo hace en un lugar limpio, aseado... no en una pocilga personal donde la limpieza del corazón brille por su ausencia.
La conversión es un producto no de Black Friday, no es un producto de rebajas donde todo vale. Es como si yo voy a comprar un regalo y no pienso en la persona a la que yo le voy a regalar algo, y regalo aquello que a mí se me antoja con la realidad de fracasar en el intento. La conversión ha de ser una apuesta personal por la que estamos dispuestos a ser de otra manera, que estamos dispuestos a trabajar por un mundo mejor del que tenemos y en el que tienen cabida todos aquellos por los que luchamos y queremos.
La conversión que predica Juan es la que llama directamente al corazón de todos y cada uno de nosotros. Que llama a lo más íntimo y personal de cada uno. Que llama al motor primordial que mueve todas y cada una de las acciones que nos llevan a abrir los brazos de la solidaridad, y de la fraternidad.
La conversión es un producto caro. No es un producto de rebajas. No es un producto de regateo como el que compra en un mercadillo de oportunidades. Sí, la conversión, es una oportunidad para abrir a infinidad de oportunidades. Es una de las grandes opciones del adviento que nos prepara y que nos lleva hacia la luz de la Navidad..
¡Qué bueno sería que los cristianos ofertáramos en estas fiestas dosis de conversión!. Pero que ofertáramos dosis que pudieran ser creíbles y que la
gente estuviera haciendo cola para quitárnoslas de las manos. Por desgracia a veces pienso que nosotros no somos los mejores ejemplos de conversión, sino de todo lo contrario y que quien nos ve tocará en otra puerta donde le puedan ofertar algo mejor.
Me estoy imaginando a Juan, el Bautista, quedándose afónico gritando a los cuatro vientos lo que merece la pena. Hoy nosotros ya no estamos afónicos, ya no nos quedamos roncos de tanto propagar que el único y válido camino para la Navidad parte por la conversión de todos y cada uno de nosotros. Pues nada,
Hasta la próxima


Paco Mira




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